Resentimiento, propio, ajeno, pataletas, miedos, inseguridades, todo es la misma sopa, y si además está caliente, hierve, el daño, a uno, a los otros, puede ser grave.
Cuando el resentimiento es propio no queda más que mascar, duro, hasta deshacerlo (consejo culinario: echarle un poquito de agua fresquita o zumo de naranja para reblandecerlo y que tenga mejor sabor, áltamente recomendable). Cuando el resentimiento es de otros y te afecta, no lo hagas propio, repito, es de otros, así que si no se giran sus flechas gíraselas tú, y que las mastiquen ellos, que bastante tenemos con las propias.
Y con el resentimiento propio, duro, amargo, difícil de tragar, pues no viene mal pedir un poquito de azúcar, o de miel, para ayudar a que pase, y que la paz y la alegría regresen...
EL MIELEEEERO, MIEL FRESCA TENGO!!!!
(Para las víctimas del resentimiento, propio o ajeno, un poquito de miel y mucho amor desde este puerto)

1 comentario:
Curioso, esta entrada tiene 30 visitas. Será que uno de esos motores de búsqueda y de tráfico la ha captado?. Puede. Espero que no sea porque hay mucha gente resentida en el mundo. Yo ya me quité el que me quedaba, y al oso le queda miel. Abrazos.
Publicar un comentario