miércoles, octubre 27, 2010

MUNDO LUZ

Ezenian se mesaba la larga barba cana. El Mundo-luz se descontrolaba; de hecho, la luz iba poco a poco desapareciendo. No la del sol que le había asignado, aun le quedaban trillones de años para pasar a ser una gigante roja, ni tampoco porque no fuera un mundo iluminado con luz de mil fuentes y colores creados por sus habitantes. Pero lo sentía, la luz se apagaba. Mundo-luz iba a ser Mundo oscuridad en breve..., y bueno, era una de las posibilidades cuando lo colocó en el lugar más apartado de la galaxia. Pero era su experimento, ver qué era capaz de hacer un mundo sólo, aislado, ver si no había remedio, o ver si le sorprendían y sus habitantes eran capaces de encontrar otros mundos antes de destruir el propio. Y, sobre todo, ver qué eran capaces de hacer con su propio mundo. Otros mundos próximos entre sí habían prosperado, siempre equilibrándose unos a otros, a veces apoyándose, a veces guerreando, pero siempre vivos. No tenía más que recordar a Mundo verde, la capital del imperio de mil planetas al otro lado de la galaxia, o Mundo blanco, próspero como ningún otro.

Pero Mundo luz estaba muriendo, al mismo ritmo que crecía la actividad en él. Moría vida, pero ese no era el problema, porque se creaba más. Como siempre, el problema era el tipo de vida creado, era lo que mataba el planeta, como ocurrió en Mundo roca o Mundo brea.

Sinceramente, había tenido grandes esperanzas en Mundo-luz, sobre todo porque sus habitantes le habían quedado muy bien tras complejas fórmulas de evolución y "azar" que le ocuparon siglos de cálculos y falta de sueño. Pero los habitantes de Mundo-luz estaban muriendo; siempre corriendo a todos lados, pasaban por la vida en lugar de vivirla, dejaban pasar un día tras otro sin hacer nada que arrojará algo de luz, de vida, muchas veces sin darse cuenta, otras con la excusa de "ser felices" o, como Ezenian decía, de mantener su culo caliente.

Odiaba hacerlo, pero varias veces había tenido que intervenir alterando la compleja maquinaria de "evolución-azar", introduciendo algún elemento de luz; elementos en forma de personas, colectivos o ideas e inspiraciones que fueron apagados total o parcialmente o, peor, olvidados por los habitantes de Mundo-luz. Ya no lo haría más.

Ezenian estaba triste, Mundo-luz se moría. Dio una sonora palmada en su mesa de trabajo, agarró con fuerza la pluma de fénix, mojó la punta del caño ligeramente en tinta roja y la dirigió hacia el papel en el que, con letras góticas, estaba escrito el listado de planetas. La punta de la pluma se posó sobre la letra M de Mundo-luz. Se disponía a trazar una gruesa línea sobre el nombre cuando su gato Fofur tiró de la correa de su sandalia. Ezenian dijo: "no molestes". Volvió sobre el papel, pero de nuevo los tirones. Miró al gato, dejó la pluma y fue a acariciarlo. Pero Fofur se encaramó de un salto en el alfeizar de la ventana, maulló y señaló afuera. Ezenian se levantó y miró por la ventana. Sonrió. En Mundo-luz se apreciaban varios puntitos de luz brillante, pocos, dispersos, pero con una intensidad prometedora. Volvió a la mesa y colocó de nuevo la pluma de fénix en el tintero; "por el momento", pensó, "por el momento".

Jesús Tomás 22/03/2005


martes, octubre 26, 2010

UN BUEN CONSEJO, UN BUEN MENSAJE

PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.


José Agustín Goytisolo

(Gracias a mi padre por descubrírmelo)

sábado, octubre 23, 2010

AVE FÉNIX (una vez más)

Hace un tiempo "jugaba" (entre comillado, entiéndase) a sumar los muertos que se citaban en telediarios o periódicos. Hoy hay una noticia que suma 15 de golpe a la cuenta, en Méjico, Ciudad Juárez, como no, comando asesino, droga, eso dice la noticia. Pero lo dramático es que son 15 jóvenes y adolescentes, y una niña de 7 años entre los muchos heridos.

El mundo se precipita hacia el desastre, y mientras unos más interesados en la nariz postiza de un personaje televisivo que en los muertos por cólera en Haití (crónica de una muerte anunciada tras el terremoto, ese del que ya nos hemos olvidado). ¿Inundaciones en Pakistán?, ¿cuándo? ¿dónde queda eso?.
Reto a cualquier televisión que se precie a que salga a la calle a preguntar por estas noticias, a ver cuánta gente afirma conocerlas; para, a reglón seguido, preguntar por el divorcio de tal o cuál famoso, y después hacer estadísticas de noticias más conocidas y noticias que más interesan al personal callejero. El mundo se precipita al desatre, y mientras nos mantenemos distraídos, o nos mantienen, pero con nuestra connivencia.

A veces me gustaría tener "el poder del martillo", o lo que vendría a ser la capacidad de aparecer a la espalda de quien está cometiendo maldad para darle un toque de martillo en la cabeza.

A veces me gustaría tener "el poder de la varita mágica", o lo que vendría a ser la capacidad de aparecer allá donde la gente sufre y, a golpe de varita, solucionar los problemas.

En estas semanas, un comando ha entrado en mi alma (o quizá dormía en su interior) y la ha acribillado, dejándola muerta, matando a todo lo que de adolescente hay en ella. Como el mundo, uno a veces no puede evitar la sensación de que se precipita hacia el desastre. Y uno desea que alguien tenga "el poder de la varita" y aparezca a su espalda y le dé el toque mágico.

Lamentablemente ese poder no existe, así que, mientras la niña de 7 años sana de sus heridas en mi alma, no habrá más remedio que remangarse, ponerse manos a la obra y, cual ave fénix, remontar el vuelo desde las propias cenizas.

domingo, septiembre 19, 2010

CALMA! (EN EL NOMBRE DE DIOS)

Hace un par de días surgió la noticia de que los dueños de una discoteca habían sufrido amenazas de terroristas islámicos por poner de nombre a su negocio "La Meca". Como sí le quieren poner Roma, señores, no me sean ridículos. Comentando la noticia con unos compañeros, contemplaba los posibles puntos de vista: (1) ni unos fanáticos tienen que llevar el tema del respeto a la fé, o las creencias de uno, hasta extremos ridículos (¡qué más da el nombre que se le ponga a un negocio cuando la satindad de los lugares y, especialmente, la del espíritu se deben llevar por y desde dentro!), ni otros debemos demonizar a toda persona que profese la religión islámica (ni ninguna religión diferente a la nuestra) por culpa de aquellos cuatro "jenízaros" o de quienes les inspiran.

El caso es que la reflexión a la que llegué fue el título que he dado a la entrada, la de reclamar un poco de Calma. Hace tiempo vi una tira cómica de El Perich en la que "rezaba": En nombre de Dios, dejad de matar en nombre de Dios. Y esa frase me pareció acertadísima, me pareció de tremendo peso, como losa que arrojar sobre cualquiera que ponga como excusa a Dios para imponer sus ideas, para usar la violencia, el control o pretender los intereses particulares.

El caso es que llegué al hastío. Sí, me he cansado de este mundo, bueno, no del mundo, de los hombres, de un mundo en el que los hombres (y algunas mujeres) juegan a la ley de "El que más pueda para él". Me he cansado de quienes te animan a ser, no competitivo, sino competidor, no ambicioso, sino taimado, no competente sino águila (de negocios), no cuidadoso con uno mismo y su vida, sino egoista. Y si no lo eres, resulta que eres tonto. Es lo que hay, me decían el otro día. Pues no, lo que hay es lo que queremos que haya, lo que dejamos que pase.

Pero estoy pesimista, la espiral desciende, sin freno. No hay remedio, quizá debamos recibir una gran bofetada, quizá debamos pasar penurias, para que los índices de bolsa dejen de tener sentido (y arruinar familias) y que nuestra preocupación principal sea la de buscar qué comer cada día (como lo es de muchas personas en el mundo hoy en día). Vivimos en un estado de bienestar, entre algodones, que no queremos que nos toquen. Y el miedo a perderlo, o no alcanzarlo, es lo que nos hace egoístas (en el peor de los sentidos), taimados, insolidarios, incluso agresivos a veces.

No es que me libre de la quema; pero cuando uno ha pasado semanas, meses, con un vestuario compuesto por tres camisetas, dos pantalones de pijama de cirujano y dos "taparrabos" marca Nike (al menos uno lo era), creo, es más consciente de lo realmente importante en este mundo, de lo que debería llamar nuestra anteción, y, por exclusión, de lo que consideramos importante y ridícula e innecesariamente nos llama la atención. Y así, nos obcecamos en alcanzar la felicidad, definida según los cánones de quienes deciden qué debe ser la felicidad. Y cuando ésta no llega pronto quien llegaes la frustración.

Ayer, de noche y con lágrimas en los ojos, pronuncié la frase de Tagore: "si de noche lloras porque no está el sol...". Y no nos damos cuenta que hay muchas estrellas mucho más brillantes que el sol, lo único es que se encuentran más lejos.

Pero no, nos empeñamos en emular a Josué y para el sol a nuestro antojo; en emular a Ícaro, y, en el intento de alcanzar el sol, se derrite la cera de nuestras alas. Nos empeñamos en llegar, en alcanzar la meta, sin mirar sobre qué o sobre quiénes pisamos. Nos empeñamos en que todos bailen a nuestro son, y el que no lo hace lo hace al son de nuestras balas. Porque "la verdad es nuestra", y si la cuestionas eres tonto, loco o infiel. Me dijo mi madre un día: "En este mundo, TODO se vé como mínimo de dos maneras diferentes". Pretender que la nuestra sea la verdad absoluta sólo hace que definirnos como intransigentes... y perder la razón, la posesión de la verdad.

Todo sería mucho más fácil pensando, si no siempre, al menos de vez en cuando, que a nuestro lado hay gente que puede sufrir las consecuencias de nuestros actos. Pero para ver eso hace falta mucha calma, mucha serenidad, sólo así llegaremos al sol, o a la estrella que elijamos, y quedaremos iluminados.

Para terminar, jugaré un poco a ser poeta que reflexiona sobre la felicidad, desde la calma:
(Que Quevedo, Lope y Neruda me perdonen)

Un hombre casi sabio, un hombre notable,
un hombre amable, un hombre extraño

un trabajador un tanto inconstante
un hombre huraño,
tierno y sensible,
casi humano

un buscador, desde la prisa, desde la calma
un impaciente, un ansioso
que casi gana
casi exitoso, casi feliz

Pero la felicidad no se mide
la felicidad se alcanza
o no se alcanza

JTA

PD I: Hace tiempo escribí un cuento muy ad hoc sobre el tema de la felicidad como meta y el camino para alcanzarla: Villaflores.
PD II: Dedicado a la estrella más brillante...

jueves, septiembre 02, 2010

RETRATO DE UN HOMBRE INMADURO

Como suele decir mi amiga Esther, los libros de autoayuda son, en efecto, de autoayuda para quien los escribe. Y no puedo estar más de acuerdo tras leer unos cuantos de éstos y sacar poco en claro. Pero si por una de aquellas casualidades, o por uno de aquellos títulos, cae en tus manos un libro que merece la pena, hay que darle promoción. Y más si resulta ser un libro novelado y sin pretensiones autoayudescas, que más que tender a ayudar se dedica a ensalzar las miserias humanas, teniendo como resultado profundas reflexiones sobre el yo, sobre la vida y sobre la actitud del primero en/hacia la segunda.

Y en eso que paseando por la feria del libro del presente año, cayó en mis ojos y en mis manos el siguiente libro:

"Retrato de un hombre inmaduro", de Luis Landero.

Ponerme a comentar el libro (que aun no he terminado), acabaría aburriendo al lector. Además, se trata de un libro que yo puedo interpretar y del que puedo comunicar mi interpretación, pero seguro que la tuya al leerlo sería completamente diferente. Así que me limito a poner algunas de las perlas leídas, a saber:

Asi soy yo. Un hombre sin virtudes, un yermo donde no crecen malas hierbas, es cierto, pero tampoco la más humilde flor.

No entiendo ese afán de conocerse a sí mismo y andar hurgando y como hozando en las estancias inmundas de la identidad, a veces incluso con ayuda de profesionales. ¿Qué espera uno encontrar en ese estercolero? ¿Se imagina un epitafio que diga "Aquí yace uno que logró conocerse a sí mismo"? No, a mi lo que me interesa es el mundo, el asistir gratis al espectáculo de los demás.

...gente que vive el hoy y el aquí y para quien el pasado es cosa muerta, fuera de reliquias y souvenirs al uso
[esto último es brillante]. Otros sin embargo viven en un presente que fluye sin cesar del pasado, y cuyas aguas tienen el sabor de las fuentes originarias, y de los tramos por los que pasó, y de las sustancias benéficas o tóxicas que arrastran, de manera que al vivir el hoy, están viviendo algo del ayer, algo que nunca acaba de vivirse del todo.

Y la más brillante frase de todos los tiempos: "A la mierda el yo y sus circunstancias".

lunes, julio 19, 2010

"LO NORMAL"


De la noticia en un diario de hoy:

Atención a la frase de un representante del Foro de la familia: "Por ello, ha aprovechado la ocasión para reclamar que se apoyen las "playas familiares", donde pueda haber un ambiente "acorde con lo que cualquier padre normalmente quiere para sus niños". he aquí un intransigente que piensa que lo que él piensa es "lo normal", la verdad absoluta, y los demás no son normales y están equivocados.

Ayer estuve en una playa, yo vestido con mi libro y mi música en auriculares, cerca una pareja, más allá un señor sólo con su hijo, más allá una familia al completo, después un grupo de jóvenes, luego otra pareja (ambos del mismo sexo en este caso), allá un grupo de chicas, un señor mayor, un matrimonio probablemente enamorado desde hace más de 60 años,..., unos con bañador y/o bikini, otros sin bañador, otros a medias, cada uno a lo suyo, sin molestar, molestarse o sentirse turbado; ni siquiera respetándose, porque cada uno sólo tenía un objetivo, disfrutar de un día de playa.

Esa es la playa ideal, tan mal está prohibir como exigir, y mucho peor imponer. Como siempre digo, yo no voy a ponerle los testículos en la cara a nadie, pero ciertas actitudes me recuerdan al chiste: Una señora llama a la policía para denunciar a unos jóvenes nudistas. La policía va y les obliga a irse lejos de la zona para que no molesten a la señora; al rato la señora vuelve a llamar a la policía: "oiga, que sigo viendo a los jóvenes desnudos", "pero señora, si les hemos desplazado dos kilómetros", "sí, pero con los primáticos los sigo viendo".
Por cierto, es saber conocido que lo insinuante excita y pervierte mucho más que lo mostrado abiertamente...
Saludos

PD: cerca, por ayer, había una familia, padre, madre e hijo, todos desnudos, y parecían de lo más normal y sano que se pueda uno encontrar. Tolerancia, por favor, que como dice mi madre, en este mundo hay, como mínimo, dos maneras de ver TODAS las cosas.


jueves, julio 08, 2010

SOBRE LA CRISIS

A través de un amigo he recibido este interesantísimo análisis sobre la crisis europea actual:

http://blogs.publico.es/dominiopublico/2126/las-politicas-fiscales-neoliberales/

Estando de acuerdo, le he contestado esto a mi amigo:
...

Pues sigo creyendo que la frase "viviendo por encima de las posibilidades es correcta, pero hay una confusión o mezcla de dos cosas diferentes: 1. Que la banca y los grandes empresarios han estado chupando y exprimiendo y beneficiándose de altos porcentajes está claro, pero eso para desde la época de las pirámides y los látigos. En ese sentido sí es cierto el análisis de la editorial, pero no es que la gente haya vivido por debajo de sus posibilidades, sino que no recibe lo que le correspondería en teoría y por tanto esas posibilidades se reducen. Pero por otro lado (2), individualmente sí que ha habido mucha gente que ha vivido por encima de sus posibilidades; a saber, chaval de 20 años con trabajo de albañil o chapista de taller y sueldo de 2000€/mes que en vez de ahorrar se compra el coche más molón y caro (y que consume más y contamina más), por ejemplo. Claro que, en este punto, también hay que tener en cuenta cuáles son las posibilidades, las reales o las creadas. Volvamos al ejemplo, si el chaval "se puede permitir", es decir, tiene dinero para comprarse ese coche, es libre de comprárselo, es más, le van a animar a comprárselo (publicidad, etc...). Pero el chaval vive y compra en base a sus posibilidades hoy... Mañana? eso ya se verá, es decir, la ley del pobre: Antes reventar que sobre. Actitudes así las he visto a porrillo en mis viajes a Guinea y República Dominicana, donde los pobres son muy pobres y los ricos muy ricos. Vamos, que no es que la gente ha vivido por encima de sus posibilidades, sino que mucha gente ha sido más cigarra que hormiga. Pero por supuesto, en esto nos han metido los cuatro ricos de siempre y los cuatro políticos que se han dejado comprar por aquellos, obvio.

Y añado una postdata:

PD: Y el colmo de los colmos es la última, que nos dicen que hay que consumir más para salvar las economías!!! Más de lo mismo. Y todos seguimos yendo al Mercadona y al Carrefour en lugar de comprar en la tienda del barrio...
...

Vamos, que si todos lo tenemos tan claro me pregunto porqué seguimos tolerándolo. En Colombia quedó segundo en las últimas elecciones un candidato con propuestas diferentes. Por algún lugar se empieza.

miércoles, mayo 12, 2010

SUSILA (o un día en Bombai)

Los hechos que se relatan a continuación ocurrieron (más o menos) el 1 de mayo de 2010 en Mumbai, India.

SUSILA

Primero era Fila, según entendí, después Zila, según entendí, luego fue Sila, resulta que ceceaba al hablar, y finalmente fue Susila, como rezaba el tatuaje de la cara interior de su brazo izquierdo, si bien cortado por los queloides de varios tajos que ella misma se hizo cuando su marido la dejó por otra. Un poco más abajo de su hombro derecho llevaba otro tatuaje, una cruz con pedestal muy básica, apenas unas líneas formando una silueta y, junto a ella, mi nombre escrito.

Susila no era ni hermosa ni fea. Su voz, como le dije, denotaba sus 20 años; pero su rostro, sus pies y su inteligencia describían a una mujer curtida por una vida complicada, corta pero intensa.

Vestida con traje punjabi típico de camisa larga, bordada, blanca y adornada de flores, pantalones a juego, de color rosa, aunque sucios los camales, y pañuelo también rosa y también a juego, Susila me abordó con su hijita Jessica, de apenas un año echado a ojo, hablando en inglés, alemán, italiano y “español un poco” en la Puerta de la India, a la cuál llegué no con pocos esfuerzos y sudores, de los literales, desde la estación Victoria Terminus, de la ciudad hoy llamada Mumbai.

Antes de Susila, me habían abordado unos cuantos vendedores de postales y ofrecidos guías turísticos, todos ellos de ojos vidriosos y/o violentos que inspiraban poca o ninguna confianza. Pero quién se atreve en este mundo a desconfiar de una joven con su hija enganchada en su cadera.

Su propósito inicial fue venderme una pulsera de flores que me colocó hábilmente en el brazo sin darme tiempo a reaccionar, y manteniendo a Jessica en brazos. Por cierto, no pagué la pulsera, pero la llevé hasta que el sudor de Mumbai acabó con las flores. Pero Susila, o Sila, como más le gusta ser llamada, se dedicaba también a hacer de guía turístico (y quizá a otros menesteres de los que nada quise saber), o quizá no, quizá sólo se dedicaba a lo primero. El caso es que, bien por la niña, bien por la combinación blanca y rosa de su atuendo, bien por su par de ojos grandes y negros, me cautivó lo suficiente como para intercambiar unas palabras confiadas. Y así supe que Sila era cristiana (de ahí lo del tatuaje), que había aprendido idiomas estudiando en la escuela, y que podía llevarme a todos los sitios que me habían recomendado ver de Mumbai. Así que, sin hablar de precio, dejé que me guiara caminando, a buen ritmo, por la calurosa ciudad. Supongo que ella también debió de confiar en mis ojos de niño, pues cuando le propuse ayudarla a cargar a la niña me la colocó en mis brazos sin dudar y siguió la marcha. Y así pasamos por el Colaba Market, el puerto pesquero y por el Dohba Gate, impresionante lavadero de ropa donde hombres lavan toallas, sábanas, mantas y todo tipo de prendas a mano a cambio de dinero.


Mujeres limpiando gambas en el puerto pesquero de Mumbai


También pasamos por un templo de Ganesh y Hanuman, donde un sacerdote me bendijo, me pintó la frente y me colocó una pulsera para darme larga vida…, por el módico precio de 200 rupias.

De vuelta al Colaba Market, Sila me llevó a una tienda que conocía donde conseguí un par de camisas tradicionales hechas a medida, dos por el precio de una, si es que el precio de una era el precio de una. Después nos enfilamos hacia Chopati Market, justo cuando se unió a la comitiva Ranni.

Ranni, de 15 años según Sila, de no más de 13 según mi ojo de buen cubero, también vestía de punjabi, con todas las piezas hechas de la misma tela floreada. Un arete dorado adornaba la aleta izquierda de su nariz. Ranni nos siguió por todo el paseo, aguantando los probablemente más de 40 grados y el intenso sol que quemó mis brazos sin queja alguna y, a ratos, cargando a Jessica. En Chopati Beach hice un alto obligado para comprar helados para toda la troupe, y para tragar un par de litros de agua fresca y no morir de deshidratación o de golpe de calor, principalmente. La visita siguió por el acuario, el templo Yen y unos jardines, tanto a pie como en taxis hábilmente buscados por Sila, siempre ocupándose ella del regateo y obteniendo muy buenos precios.


Detalle del techo del templo Yen (Mumbai)


Pero Jessica tenía que marcar el ritmo, todos los bebés tienen sus necesidades y no se preocupan de dónde ni cuándo, simplemente las satisfacen. Así que, taxi de vuelta, y de nuevo en la Puerta de India. Allí Sila cambió la ropa de su hija, ropa que tendía en una jardinera durante todo el día y, según me dijo, nadie se la quitaba. Luego dejamos a Sila con la madre de Ranni y llevé a las muchachas a comer a un restaurante árabe. Sila pidió la comida para mí, pero tuve que obligarle a comer más y darle parte de lo mío, pues para ella se había pedido muy poca cantidad, a mi entender, por no abusar de mí. Daba gusto ver comer a Ranni. Tímidamente rechazaba el Chapati (tortas de pan) que le ofrecía, pero sólo una vez, pues al segundo ofrecimiento lo agarraba y lo mojaba con pasión en la salsa del tica-masala. Tras la comida, fuimos de paseo y compras por el Colaba Market. En un momento perdimos a Ranni, pero Sila no parecía preocupada, ya aparecería.

Caía la tarde, así que hablamos de dinero. Después de hacer de guía y protectora de mi integridad durante todo el día me sentía obligado. Pero ella no me pidió un sueldo, no me dio precio, me dijo que si le podía pagar la comida que iba a comprar. Yo me sentía en deuda, claro, pues gracias a ella conozco Mumbai; pero no tenía ni idea de cuánto debía darle, así que pregunté. Ella me dijo que lo que yo quisiera darle, y bromeé: “Te doy 20 rupias”, dije, al cambio unos 33 céntimos de euro. Su respuesta, tras dejar aclarado que era una broma y haberle entregado 1000 rupias, me encogió el corazón (si bien entendí su inglés): “Bien, yo de he mostrado mi corazón, ahora tú me muestras el tuyo”. Aun así me pidió más dinero porque decía que no le llegaba, que no tenía suficiente. Yo le propuse acompañarla a comprar la comida con lo que le había dado, y pagar yo lo que faltara. Tonto de mí, no era consciente de nada, con mi estúpida mente occidental que tan viajadita se cree. La compra de la comida y la relación de gastos la dejaré para el final.

Después de la compra, y haciendo tiempo antes de ir a recoger las camisas al sastre, le pedí que me llevara a un centro de internet. Sin darme cuenta estuve como más de 40 minutos trbajando. A la salida supuse que Sila se habría ido; pero no, allí estaban, Sila y Ranni esperando en la puerta. La compra de la comida estaba hecha, entonces ¿por qué me esperaba? Sea por lo que fuere, me alegré mucho, y le dije a Sila que quería comprar algo más. Quería un par de sandalias para una amiga. Mi amiga tenía el pie de su mismo tamaño, y le dije que confiaba en ella, que escogiera las que más le gustasen, que seguro le iban a gustar a mi amiga. Ella se encargó de escoger las sandalias y, entre los dos, en perfecta coordinación, del regateo. Ella recogió las sandalias del vendedor y me las pasó. Entonces le dije que eran para una amiga, para ella, y se las devolví a sus manos (sus sandalias estaban en un estado lamentable). Apenas balbuceó un “thank you”, pero en sus ojos se veía la sorpresa y la emoción, y en los míos imagino que se vería tremenda alegría.

Tras recoger las camisas, le pedí que me buscara un taxi para ir al aeropuerto. Sila negoció un buen precio con un taxista musulmán de larga barba y yamulke blanco de ganchillo sobre su cabeza rasurada. Era su último favor. Yo me despedí de Ranni y luego de ella. Decir tiene que las mujeres indias son muy reacias al contacto físico con extraños, por eso parece que se incomodó al recibir un abrazo y dos besos. Decía algo sobre que la gente podía pensar mal. Me hizo gracia que dijera eso en ese momento, pues durante todo el día habíamos estado paseando por todo Mumbai un “gringo” rubiales de metro ochenta y más de noventa kilos con una muchacha, una niña y una bebé, y alguna mirada inquisitiva recibí, a buen seguro. Cuando el taxi arrancó miré atrás y vi que Ranni me decía adiós agitando su mano.

No creo que vuelva a ver a Sila, le dejé mi dirección de correo, pero dudo que tenga ocasión de ponerse delante de un ordenador alguna vez; a pesar de que dijo que sabía manejarlos y que había estudiado. Sólo espero que siempre le vaya bien, y a Ranni, claro; aunque tras conocer Mumbai uno no puede ser optimista.


Pasemos ahora a relatar el proceso de compra de comestibles. Lo que Sila pretendía que le pagase ascendía a 7000 rupias (120 euros aproximadamente). Lo que al final le pagué ascendió a unas 5000 rupias, a saber: Dos botes de leche en polvo de 10-15 kilos, un saco de arroz de 15 kilos y un galón de aceite de unos 10 litros. En total, entre compras de comida, helados, taxis, aguas y las sandalias, Sila probablemente obtuvo de mí esos 120 euros. Y aun despidiéndonos me pidió más dinero para un taxi, pues iba a llevar muchas cargas. Le di 500 rupias más. No lo he dicho antes, Sila vivía en la otra punta de Mumbai, en una casa de plástico con su madre, su hija y dos hermanos menores, chico y chica. Y sé esto no porque me soltara la retahíla al conocernos para infundir pena o lástima, sino porque un día entero da para muchos ratos de conversación, y uno es bastante indiscreto, la verdad. Sila tenía que coger el tren de ida y vuelta todos los días, un viaje de dos horas por trayecto, para trabajar de guía en la Puerta de la India todo el día y llevar algo de dinero a casa. Se puede pensar que me coló un gol por toda la escuadra, que me sacó mucho dinero, que se aprovechó, que fui tonto y caí. Pero quién se aprovechó de quién es discutible, porque en nuestro mundo algodonado hay quien se gasta más de 120 euros en copas en un fin de semana y, según dijo Sila, el arroz, la leche en polvo y el aceite le resolvían la comida de su hija y sus hermanos por SEIS MESES!!!… y yo pude ver y disfrutar Bombay en compañía, y no en soledad, como acostumbran a transcurrir mis viajes.


Foto: de derecha a izquierda: Ranni, Sila, Jessica, Gandhi (en estatua)


miércoles, marzo 24, 2010

PUBLICIDAD

"...Y en el intermedio de la publicidad veremos el programa...".

Es increible el bombardeo publicitario, tan exageradamente abundante y frecuente que ya ahoga, agobia. Uno ya casi se niega a comprar cosas, por mucho que las necesite, sólo por lo pesados que se llegan a poner los respectivos anunciantes. En televisión es infumable. Ayer, una serie programada para las 22:15, comenzó a las 22:39!!!, y los anuncios venían desde las 22:10. Impresionante. Y no voy a hablar en esta ocasión de la calidad de los anuncios o de los valores que transmiten, que eso da para libros de psicología. En esta entrada voy a hablar y hablo de la inundación de publicidad a la que nos vemos sometidos.

Cada vez que uno abre la página web de un diario, ahí está: "compre...", "suscríbase...", "visite...". Personalmente, y a riesgo de parecer exagerado, esto me parece una vulneración de mis derechos, una violación de mi capacidad de decisión. Si por ejemplo decido abrir la web de ElMundo (cada vez en menos ocasiones debido al tema en cuestión), ¿por qué narices se abre una página de "Forraphone", aunque sea por unos segundos, si yo no lo deseo?. Muchas veces juego a tratar de no ver qué es lo que el pop-up o la pantalla me anuncia, centrándome en una esquina de la pantalla, desenfocando la vista o con artimañas similares; como el niño que se tapa los oídos y entona un "nananana" sonoro cuando no quiere oír lo que le estás diciendo. Pero maldita sea, ahí viene un logo, un dibujo, un ¡color! de pantalla que, por la inundación abusiva de publicidad a la que nos vemos sometidos, mi mente ya asocia a una marca, y ya he perdido la batalla, ya me han obligado a ver algo no deseado.

Por radio, lo mismo, ayer me sorprendí regresando a casa del trabajo escuchando exclusivamente anuncios a lo largo de todo el trayecto.

La publicidad nos inunda, no abduce mediante mensajes subliminales, nos condiciona, nos manipula... hasta que digamos basta. A mí ya me molesta, ni siquiera encuentro originales los anuncios, y los que son, dejan de serlo por agotamiento.

Hace poco, en unas elecciones menores, una amiga votó a un candidato porque el otro había inundado su correo, su cuenta de facebook, tuenti, etc..., con mensajes propagandísticos. Y el efecto deseado se truncó por la asfixia a la que mi amiga se vio sometida.

Yo sigo tapándome las orejas y los ojos y entonando el "nananana", pero lo próximo ya será que me aten las manos y me obliguen a verlo.

La publicidad es lo que da de comer a los medios, dicen... Pero si por la publicidad el medio deja de ser popular, el pez se muerde su cola, la serpiente se come a sí misma.

Con los años uno se hace menos radical, o mejor, racionaliza su radicalismo, así que no diré que NO a la publicidad, pero sí vuelvo a abogar por encontrar el término medio, ese en el que siempre se encuentra la virtud.


miércoles, enero 13, 2010

HAITI (o la ira del lobo)

Y uno recuerda las calles (por llamarlas de alguna manera) de Anse-a-Pitre, y recuerda las casas, y las casas le recuerdan a la del primer cerdito del cuento, como mucho a la del segundo cerdito. Y entonces llega el lobo y sopla, duro, varias veces, y las casas a hacer puñetas. Y no contento con soplar, dos años despues va y hace temblar la tierra. Pero Anse-a-pitre parece que ha tenido suerte esta vez, como su vecina Pedernales. No así sus vecinos proximos, sus compatriotas.

Y uno sabe lo que cuesta levantar una escuela, y dotarla, y hacerla funcionar, en ese país, y uno sabe lo que cuesta, por poner un ejemplo, un carro de combate, y uno se pregunta en qué mundo vivimos, y a uno le da por llorar.

La verdad es que cuando uno analiza la historia de un país que ha nacido de la esclavitud, que ha sufrido del expolio y la tirania de tiranos y de potencias... Todos sabemos cuales, las que ahora se lamentan y se volcarán en ayuda, mandando toneladas de ropa y sacos de arroz que los haitianos, hábilmente, reciclarán revendiéndola en la Republica Dominicana. Digo que analizando a un país maltratado por las personas, de esos que cada vez que quiere levantar el vuelo recibe una zancadilla, uno vé que además es maltratado por las fuerzas de la naturaleza no puede por menos que compadecerse...

Tampoco es cuestion de clamar contra Dios, pues un país sobre un límite de placas, y situado en el corredor típico de los ciclones veraniegos, tiene muchos puntos para pasarlas canutas año tras año. La cuestion es porqué un terremoto de similares magnitudes al de ayer, en Japón solo causa la muerte de una viejecita que pierde el equilibrio y se golpea la cabeza. La cuestión es que si exprimimos una naranja y luego llega otro y la exprime a lo bruto, cuando llega el dueño de la naranja a sacarle jugo no queda ni gota, solo una naranja espachurrada.

Ayudemos a Haití hoy, pero como decia el sabio: "si quieres ayudarme empieza por no molestarme". Una vez esté a flote, dejemos que éste y otros paises similares naveguen por donde quieran. Aunque sea a costa de un poquito de nuestro nivel de vida, de perder algunos algodoncillos de nuestro cómodo colchon, de que se resquebraje un poco la cascara que nos rodea.

Y uno recuerda las caras sonrientes de los niños de Anse-a-pitre, alucinados pero sonrientes al ver pasar a este gringo por sus calles... por llamarlas de una manera.

(Foto: J. Tomas)

jueves, enero 07, 2010

LAS FRASES DEL DÍA

¿Y si antes de empezar lo que hay que hacer empezamos lo que tendríamos que haber hecho?

Felipe (AKA: Quino)

Dedicada a los políticos, en concreto a los nuestros.

Comienza tu día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.

Libertad (AKA: Quino)

Dedicada a los pesimistas, los amargados, los 'rutinados',..., es decir, al público en general.