jueves, septiembre 01, 2011

Y Si...

Y si en las próximas elecciones muchos de nosotros, tantos que sobrepasamos de largo la mayoría absoluta, decidimos votar todos a un partido minoritario? Sabría el partido en cuestión asumir la responsabilidad del gobierno? Captarían el mensaje los miembros de los otros partidos, los dominantes, los dominados por los poderes ocultos?. La expectativa no es halagüeña, si nos atenemos al libro de Saramago "Ensayo sobre la lucidez".

Tenemos pocas opciones, pero existen, y sólo verán la luz si un gran grupo de nosotros toma conciencia, consciencia y partido por una opción reveladora, una opción de cambio verdadero, que tampoco debe ser radical, pero sí en la dirección correcta, que no puede ser otra que la que apunte hacia el beneficio para la mayoría, hacia los valores solidarios y racionales, dentro del respeto a la libertad individual.

Compadezco a aquellos que viven en su segunda o su tercera década y que empiezan a ser papás, que se frustran porque no pueden dar a sus hijos todo aquello que ellos tuvieron en su infancia, adolescencia y juventud. Aquellos que no se acuerdan de las pesetas, que crecieron con un teléfono móvil en la mano y ordenadores con internet en sus casas, y que ahora, cuando sus hijos les piden lo mismo, no pueden dárselo por la ya famosa "situación económica actual". Pobres de ellos porque no son capaces de ver la alegría en sus carencias. Porque pregunto, qué es más satisfactorio para un padre, ver que su hijo crece feliz y contento entre regalos y parabienes para, si llega el momento en el que se encuentre solo, no sepa salir adelante? O quizá ver crecer a un hijo ayudándole a enfrentarse a los problemas de la vida, aprendiendo el coste y el valor de las cosas para, si llega el momento en el que se encuentre solo en la vida, sepa salir adelante?. Creo fervientemente en la segunda opción. Claro que, como dicen en Andalucía, ni calvo ni con tres pelucas. En el término medio está la virtud, y no vivimos en la antigua Esparta.

En cualquier caso, no nos olvidemos de los valores solidarios, responsables y, aunque suene un tanto beato, fraternos. Sólo acordándonos de que al lado nuestro viven otros, y que con nuestras acciones podemos dañarles, sólo teniendo esto presente, actuaremos de forma constructiva para el mundo, y por ende para nosotros.