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Sí, ya sé, si eres una de las dos o tres personas que frecuentan habitualmente este blog dirás aquello de: "¡qué pesado con el temita!", y sí, últimamente estoy algo repetitivo, pero bueno, es que de esto va, este es el quid de la cuestión).
"Cabe, pues, afirmar que la codicia y el egoísmo producen en la inteligencia la ceguera más absoluta".
Charles Darwin, Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo.
Dice el pillo, el aprovechado, el que defrauda, el que sólo se preocupa de su beneficio, sea económico o emocional, el que se alegra sobremanera cuando lo consigue sin mirar a los demás, sin mirar las consecuencias, digo que este individuo dice: "qué listo soy, ¡ja!, y qué tontos los otros" (los que quedan por debajo). Y ésto lo dice por carecer de visión global. Sómos como canicas en una caja en movimiento, chocando unas contra otras continuamente. Si sólo tienes la visión del hoy y del ahora, y del yo como única cosa relevante, si eres feliz porque "tú", canica, vas volando y aun no has chocado, nunca estarás preparado/a para el choque que, antes o después, inevitablemente se producira y, quizá, te deje hecho añicos.
Hace unos días, alguien a quien no juzgo y supongo buena persona y padre ejemplar, decía que sentía mucho que en la India mucha gente estuviera muriéndose de hambre, pero que eso no le iba a quitar el sueño. Sí, yo también duermo por las noches, pero esa, como muchas, es una realidad que, sin martirizarnos, hay que tener presente, para no caer en la rueda del conformismo y la inacción. Yo he estado en la India, y he visto las montañas de basura y la miseria, y he hablado con
ella, y sí, quita el sueño, o al menos da que pensar.
Es muy fácil ser egoísta, hasta que el dolor y la necesidad te toca de pleno. Pero lo que más me ha sorprendido es ver gente necesitada, gente que lo ha pasado mal, a la que la necesidad hace aun más egoísta. Y esto se da cuando el egoísmo viene acompañado de codicia, la cual muchas veces es disfrazada de (falsa) justicia: "Yo no he tenido, yo he sufrido, los otros tienen, tienen más, me lo merezco". Y el necesitado se vuelve egoísta, y codicioso, y la codicia alimenta al egoísmo... hasta que la realidad te da de lleno. Como le sucede al personaje de Di Caprio en
Blood Diamond.
Pero peores son aquellos que habiendo vivido en la abundancia muestran codicia y egoísmo. Estos son los ciegos, los que no ven más allá de sus gruesas barrigas o sus gruesos egos. Aquellos que, aun a sabiendas de las necesidades de los otros, aun a sabiendas de que no terminarán sus bienes ni sus nietos, aun a sabiendas de que sus acciones arruinan vidas, siguen con su mala praxis de acaparar, hundiendo bolsas para llenar (sus) bolsillos, hundiendo países, hundiendo vidas de hombres y mujeres como ellos. No saben que su canica chocará algún día, y que no se podrán llevar a la otra vida todos sus bienes, como creían los antiguos faraones, para disfrutarlos allá.
Sutilmente, Darwin llama tontos cegatos a los egoístas y codiciosos. A mí personalmente me preocupa más su ceguera que su carencia de inteligencia. Pero más me preocupa la ceguera de los primeros, los necesitados egoístas y codiciosos; porque muchas veces sólo consiguen apludir a los segundos, tomarlos como modelo a seguir y aprobar su actitud. Y si por una de aquellas uno de los necesitados alcanza el éxito a través de la codicia y el egoísmo, y se jacta de ello, lo que conseguigue es retroalimentarlos, darles la razón y, por tanto, alimentar la estulticia humana... Y así nos va.