jueves, diciembre 29, 2011

MÁS SOBRE CONCENTRACIÓN DE MEDIOS

No es oro todo lo que reluce, y como dice Ignacio Ramonet, no podemos fiarnos de nuestros ojos y nuestros sentidos siempre.

Y es que asistimos a época de fusiones de televisiones, de captación (asalto salvaje) de periódicos y cadenas de radio por grandes corporaciones que, así, controlan la información que fluye. Ya he hablado de esto en una entrada reciente: Concentración de medios.

Y es que Hoy los medios de comunicación constituyen un poder. 

Dice Ramonet (en su medio libro "Cómo nos venden la moto") que informarse sentado en el sofá sin esfuerzo no es informarse, que ver una sucesión de noticias (las que otros por nosotros consideran que lo son) frenéticas, contadas a todo correr, y apoyadas con las imágenes seleccionadas (por otros) para impactarnos supone un claro riesgo de sobreinformación, de saturación, que conduce a la desinformación, o a la asimilación de las ideas, los conceptos y los conocimientos que otros quieren que asimilemos. Lo que sin duda nos aleja de la realidad y nos hace más manipulables e influenciables.

Tiempos aquellos no tan lejanos en los que uno se podría sentar tranquilamente a leer los periódicos, periódicos de distinta cuerda, para digerir y extraer la verdad. Pero como dice Ramonet, eso requiere esfuerzo, leer requiere esfuerzo, pensar requiere esfuerzo; quimera en los tiempos que corren, en los que uno tiene que hacer sus entradas breves y concisas, en los que los artículos de prensa y los textos ven reducidos sus contenidos, porque no somos capaces de mantener fija nuestra atención, porque no somos capaces de leernos una página seguida sin distraernos (yo el primero), porque pasamos del primer al último párrafo porque "tenemos prisa" (no sé muy bien para qué).

En definitiva, se recomienda leer, INFORMARSE con mayúsculas, dedicar esfuerzo y tiempo, contrastar las informaciones, saber discernir que si lo que nos están contando como NOTICIA es noticia o simple anécdota, que sepamos extraer cuáles son las verdaderas noticias, las que nos afectan directamente y las que nos afectan indirectamente, es decir, que afectan al Mundo, su presente y su futuro. Es necesario fomentar el pensamiento independiente (que no es más que el de uno mismo) y crítico, pese a que nos acusen de salirnos de la fila y nos señalen con el dedo. Si lo hacemos descubriremos que no estamos solos, que hay otros que piensan como nosotros (véase los movimientos derivados del 15M, por mucho que las corporaciones intenten devaluar su valor a base de anuncios televisivos [timofónica] o campañas de desprestigio en los medios), y que el pensamiento correcto no siempre es el más fácil, o el más cómodo, o el antisocial como pretenden decirnos. Antisocial es la acaparación de poder y recursos por parte de unos pocos. Y a menor escala, cuando alguien nos cuenta algo de terceros, antes de creer a pies juntillas lo que nos dicen, muchas veces empalagado con un "te lo digo por tu bien", debemos pensar si existen intereses particulares en lo que nos dicen, y no tragarnos toda la información, como el jubilado de ya pocas luces que se traga un telediario y asume todo lo que le han dicho cmo verdadero. Amigo no es quien te dice lo que quieres oir, es quien te dice lo que debes oir.

Hay que levantar un poco el culo del sofá, hacer un poco más de esfuerzo y PENSAR, y leer, reflexionar y razonar, y SENTIR.

Por último, una reflexión que suelo hacer: Es buena la Comodidad? La respuesta que a todos nos nace es un SI rotundo. Pero la vuelvo a hacer: ¿es buena la Comodidad? nos mantiene alerta? fomenta nuestra capacidad de adaptación a los cambios? a las amenazas? es buena para nuestro cuerpo? para nuestra salud física y mental?. Dejadme que lo pregunte de otro modo: ¿es más sano un cuerpo trabajado físicamente o uno dejado y hartado de sofá, comida basura y tele basura?. Ha cambiado vuestra respuesta?. Mens sana in corpore sano. La mente también necesita ejercicio.


miércoles, diciembre 21, 2011

NO INSISTÁIS, NO QUIERO UN TELÉFONO MÓVIL

Me llaman a casa a las 10 de la noche para hacerme una oferta de telefonía, una amable señorita de latinoamérica, a juzgar por su acento. Primero, no son horas; segundo, me está llamando a mi casa para venderme algo. Caramba, antes por lo menos la de Avón llamaba a la puerta. Ahora no, ahora el bombardeo es constante, contínuo, hasta el punto de que cenar mirando anuncios de colonias y perfumes te parece natural, hasta que llega la consciencia... y el exabrupto, hacia el propio televisor, y hacía uno mismo, por dejarse abducir.

Pero no, no es de esto de lo que quiero hablar, o sí, en parte. La entrada viene por lo de su título. Y es que sí, en efecto, soy el último mohicano (creo), last man standing, probablemente la única persona en la Ibérica península sin grillo, cacharro, aparatito, alma de mi vida, aifon, moranegra, gromenauer, o como quiera que llames a tu teléfono móvil. Que casi ya decir teléfono móvil suena anticuado, porque ya no se tienen móviles, ya ni siquiera de esos chiquititos y plateados que se abren como un mejillón, ahora son iphone, blackberry, extraplanos, y ya no son teléfono, son televisión, radio, tocadiscos, cámara de foto, messenger, lavadora, secadora, plancha de pelo, espada láser y no tardará la versión con la aplicación de maquinilla de afeitar. Lejos quedan aquellos primeros móviles que bien podían usarse como armas arrojadizas, los de hoy en día apenas saltarían una pestaña al impactar.

Pues salvo en mi periplo dominicano, en el que por razones laborales, y para mantener al equipo comunicado desde diferentes puntos del país, compré hasta 4 teléfonos, ni desde los tiempos de los primeros móviles, y hasta ahora, mi vida ha dependido de ese, a veces útil a veces impulsor de la inutilidad, aparato electrónico.

Porque sí, cada vez escucho más amenudo la frase: "yo es que sin él no podría vivir", frase que pierde todo su romanticismo cuando descubres que quien la pronuncia se refiere a un aparatito electrónico de 10 centímetros y no al amor de su vida.

Y no, no es que reniegue de la tecnología (para muestra un botón), ni que reniegue de los avances tecnológicos ni de las ventajas o beneficios que la telefonía móvil ha supuesto para el hombre, y la mujer, sea en cuestiones de emergencias, sea en determinados trabajos, sea cuando se te estropea el coche entre Navalcuernillos del pino viejo y Villa botijos de abajo. No, no es el caso, al César lo que es del César. Pero esto es como el fuego, la pólvora y tantos descubrimientos e inventos que nacieron del beneficio y de la necesidad, pero que tan mal se han usado a lo largo de la historia de la humanidad.

Dos ejemplos reales: (1) tres amigos van por la calle, caminando en fila mora, los de los extremos cada uno mirando su teléfono móvil, el de enmedio velando porque sus amigos no choquen con farolas o con señoras mayores que van a la compra mientras piensa: "y ahora con quién hablo yo?". (2) Una pareja de novios espera en sus butacas a que empiece la película en el cine, cada uno mirando su teléfono móvil, en silencio...

Pero ahí no acaba la cosa, ahora llega el WhatsApp (juego de palabras que hace referencia a 'What's up': 'Qué pasa?' y App, de application; a que muchos ni os lo imaginabais?), que en Cornualles será Whasson. Pues bien, parece que hoy en día, si no tienes un móvil para "whatsappear" ni ligas ni eres nadie. Frase textual escuchada entre chicas por la calle: "me voy que voy muy liada, hablamos por whatsapp". Ajá!, liada, pero tendrás tiempo de chatear después, no?. Por qué no te paras y te tomas un tiempo para hablar en vivo y en directo con tu amiga?.

Creo que estos ejemplos demuestran claramente mi postura, y mi creencia, de que los móviles, salvadas sean sus verdaderas ventajas, son un medio de comunicación con el que está al otro lado del aparato, pero un medio de INCOMUNICACIÓN con la persona que tenemos al lado. Y cuantas más "conchitas al huevo" (aplicaciones) tiene el aparatito más distraídos estamos, y menos miramos al que tenemos a nuestro lado, a sus necesidades afectivas, a su estado de ánimo, a su ser.

Siempre digo que tengo varias razones para seguir sin teléfono móvil, y no, ninguna de ellas tiene que ver con ser libre y que no me tengan controlado (aunque a veces viene bien estar deslocalizado para tu jefe); hablo de las guerras del coltán en África central, de la incomunicación, de que el móvil nos hace más despistados, más cómodos, más inútiles, más impacientes, más ansiosos, más desconfiados,... e inconscientes (como los que hablan al volante)...

Pero básicamente, la razón principal, creo yo, es que no quiero que mi vida esté regida por un aparato electrónico que necesite más cuidados y que suponga más gasto que una mascota... o un hijo. No quiero que un aparato me aparte de los demás, de atenderles, aunque a veces por no tenerlo algunos se aparten de mí (el impuesto que debo pagar por unos ideales). No quiero una vida cómoda que me lleve a la estulticia, a la inoperatividad (qué daño han hecho a la capacidad de orientación e interpretación de mapas los GPSs para coches, bien llamados 'Ton-tón'), no quiero que ningún aparato electrónico me distraiga de los demás, me condicione y rija mi vida. No quiero estar ansioso, quiero ser paciente, no quiero ser desconfiado ni estar pendiente de si me llega o no un mensaje para saber si me quieren. Yo sé a quien quiero, y sé quién me quiere, y quienes me quieren saben cómo localizarme, aunque a veces renieguen un poco. Y si no me localizan, pues será que estoy ocupado, que estoy haciendo cosas, que estoy activo,..., o que estoy en el WC!, y podrán (sabrán) esperar. Y si por esperar pierdo oportunidades, o llego tarde a alguna emergencia... bueno, antes vivíamos así, y vivíamos. Además, no quiero gastar por gastar.

No pretendo convencer a nadie; es más, seguro que algunos me llamaréis exagerado al leer esto, pero si durante la lectura de esta entrada os han llamado al móvil pensad si habéis contestado directamente o si habéis esperado hasta terminar el texto para, después, atender la llamada. Pensad en situaciones en las que interrumpís conversaciones (interesantes) o tareas (productivas) por atender al grillo, por darle prioridad. Pero como digo, no pretendo convencer. Aun así, por favor, no insistáis, no quiero un teléfono móvil.



jueves, diciembre 15, 2011

CONCENTRACIÓN DE MEDIOS E INTERESES

Tengo varias entradas pensadas, pero poco tiempo para aplicarme en ellas (y corro riesgo de desatender este blog). Así que, ya que la inspiración (profesional) ha huido de mí a día de hoy, aplicaré mis (escasas) neuronas en retomar la base del objetivo de este blog, que no es otra de hacer de Pepito Grillo, o de mosca cojonera.

Y vengo con un nuevo libro, bueno, nuevo, de hace unos 15-16 años, pero perfectamente aplicable a estos tiempos que corren:

"Cómo nos venden la moto" de Noah Chomsky e Ignacio Ramonet (mitad y mitad)

Un extracto del libro se puede encontrar en este ENLACE

Aun no lo he terminado, pero se me antoja de esos de obligada lectura (al menos para mí). Porque a pesar de que Noah Chomsky arremete contra políticos, gobernantes y poderes fácticos de su país, los EE.UU. de las Américas, lo que de él leo es perfectamente adjudicable a los poderes fácticos de este lado del Atlántico y de ésta "nuestra" España. Y es que el libro trata básicamente de la manipulación (de las masas) mediante el control de la información y de su divulgación. A saber, unos pocos son quienes deciden qué es noticia (ya hablé de esto cuando me refería al libro de Inñaki Gabilondo) y cómo se debe difundir para influir en las masas (nosotros pequeñas hormiguitas) para que éstas aplaudan a las élites y sus decisiones y que, además, esos pequeños insectos crean que aquellas decisiones, tomadas para beneficio de unos pocos, la élite, se toman para su beneficio en general, y las hormiguitas vivan felices en su ignorancia confiando en que unos pocos velan por ellos y sus intereses, cuando esos pocos velan por sus propios intereses, los de estos pocos.

Inciso: me viene a la memoria una anécdota que oí en la República Dominicana acerca de un político que en precampaña prometía que si salía elegido trabajaría por y para la familia y, en efecto, cuando salió elegido trabajo para la familia, para SU familia.

Bueno, ¿y por qué esta entrada?, pues por esta noticia: "Antena 3 y la Sexta acuerda su fusión" reza la noticia. Pero éste es el titular real: Antena 3 engulle, devora, se traga, absorve La Sexta.

Bueno, empresas, economía, hasta ahí todo bien, a quien Dios se la dé San Pedro se la Bendiga. ¿Cuál es el problema entonces?. Pues que hace poco, la otra cadena "izquierdosa", Cuatro, fue engullida por CacaCinco (lo siento, con la cadena Mamachico-Berlusconi no me puedo mostrar imparcial). A saber, las dos únicas cadenas de ámbito nacional de ideología tirando algo hacia la izquierda (política) son absorbidas por dos cadenas derechosas.

No es que uno prefiera unas u otras. Como he dicho con anterioridad, me decía mi padre que cuando hay dos periódicos de diferente corte político y línea editorial lo mejor es leer uno y otro y luego sacar la media, para estar bien informado. Pero quiero hacer notar que en España, con la avenida de la TDT, se ha visto una más que evidente proliferación de canales de ideología derechista, o incluso ultraderechista y neoliberal, algunos de ellos con programas que atraviesan impúnemente la línea de la buena educación, el respeto y la verdad, excusándose (escudándose) en SU verdad; que creo yo que ni ellos se creen, pero que sacrifican en favor de según qué intereses. Bueno, el caso es que son canales menores, de baja audiencia (bueno, algunos no tan baja).

Pero miremos el cuadro cómo queda: muchos pequeños canales de corte derechista, cuatro canales mayoritarios de ámbito nacional de corte derechista, muchos canales autonómicos de comunidades gobernadas por la derecha con medios de comunicación claramente parciales (véase "Nodo"-9, la televisión "Valenciana") derechistas, y la televisión pública española y su integridad temblando ante la inminente llegada de otro gobierno derechista (recuérdense los tiempos de Urdaci). Vamos, que tal y como queda el panorama, en España, unos pocos van a poder seleccionar el tipo de información que quieren transmitir a la población y cómo quieren transmitirla, la manipulación va a ser más fácil pues.

Afortunadamente, con tanta publicidad agresiva que realizan estas cadenas privadas de ámbito nacional, las nuevas generaciones pasaremos de una pantalla a otra y miraremos Youtube, que de momento es plano y meridiano (salvo por pequeños actos de censura).

Afortunadamente siempre nos quedará el maldito Facebook (Feisbuc) y otras redes sociales para encontrarnos, enfrentarles y reclamar LA VERDAD. Mientras tanto, reclamo responsabilidad, inquietud y fomento del arte de preguntar y cuestionarse todo lo que nos venga por la caja boba, que ya no es caja (por plana), ni mucho menos boba (por malintencionada).