martes, febrero 07, 2012

PSICOLOGÍA EXTERNA

De un tiempo a esta parte (me encanta empezar así mis escritos) vengo notando cierta influencia, cierta corriente, cierto son, cierta filosofía, cierta psicología que predomina y nos predomina. Y termino con psicología la enumeración de palabras porque es desde ésta desde donde nos viene la tendencia.

Básicamente la idea inculcada vendría a ser así: Disfruta que la vida son dos días, no te preocupes de los demás, salvo como mucho de los muy allegados, no pienses en el resto del mundo antes que pensar en tí, y preocúpate sobre todo de tu propia felicidad, porque la vida son dos días, y el día menos pensado te vas. Así que, para qué preocuparse? para qué sacrificarse? para qué calentarse la cabeza?. Muchas corrientes psicológicas, kinesiológicas, filosóficas de hoy en día abogan por la realización personal, de uno mismo, impulsando la tranquilidad personal, la autocompasión (uy perdón!) autoaceptación, el bienestar propio (antes que el ajeno), la Paz INTERIOR, etc...

Ojo!, no es que esté totalmente en contra de esta filosofía, ni calvo ni con tres pelucas, todo en su justa medida; pero semejante discurso no deja de recordarme al de los hombres grises. No pierdas el tiempo pensando en los demás, aprovecha tu tiempo en tu propio beneficio, y no pienses, acomódate..., QUE YA PENSAREMOS NOSOTROS POR TÍ. Y no sufras por los demás, que no es problema tuyo, ya nos ocupamos nosotros de ellos...

Seguro que tras leer esto te vendrá a la mente la famosa frase para rebatirme: "Es que no puedes estar bien con los demás si no estás bien contigo mismo". Recuerdo gratas discusiones que nunca llegaron a consenso con una profesional. Y bueno, qué pasa si esto no es así?, qué pasa si cambiamos el orden de las cosas? qué pasaría si antes de pensar en uno, en el bienestar propio, en el beneficio propio, en la tranquilida propia, pensáramos en lo ajeno?. No iría mejor el mundo y nosotros como parte de él?.

Llevo abogando por esta última filosofía gran parte de mi vida. Obviamente recibes golpes, obviamente requiere sacrificios, dolor y muchas lágrimas, pero ahí tenemos a gente como Teresa de Calcuta, o mi hermana (creedlo, son comparables, y si no, al tiempo), entre otros muchos, para quienes los sacrificios son minucias en comparación con la satisfacción que produce ver a los otros prosperar, o hallar consuelo y paz.

Como digo, ni calvo ni con tres pelucas, y no es cuestión de andar con el cilicio fustigándonos la espalda todos lo días, ni uno es Teresa de Calcuta. Pero sí podríamos mandar un poquito a la mierda a ciertos psicólogos y/o escritores de libros de "autoayuda" y empezar a pensar antes en el de al lado que en mi autorealización, en mi autoconocimiento (caramba! que llevo viviendo toda la vida conmigo mismo); podríamos empezar a intentar conocer antes al otro y dejar de mirarnos el ombligo. Dejar de perdonarnos a nosotros mismos, que queda muy bonito mirarse al espejo y decir "ahora me conozco" mientras a quien hemos ofendido o dañado sigue jodido y dolido, y empezar a pedir perdón y perdonar a los demás. Porque si te piden perdón HAY QUE PERDONAR.

Sinceramente, creo que la psicología actual (hablando desde mi profana experiencia en el tema) está consiguiendo que el mundo esté lleno de gente autorealizada que cada vez necesita menos a los demás (¡qué bien se está solo en la casa propia! dicen que digas). Es decir, quizá estemos siendo cada vez mejores hombres y mujeres, más efectivos, menos vulnerables, quizá. Pero también quizá estemos siendo cada vez menos personas; y sin el colectivo... así va el mundo. Recomiendo menos ombliguismo, por nuestro bien, el de todos, incluido el propio.