NECESIDAD

Aunque no deseo (al menos no ahora), comparto con una amiga a quien se llama "Necesidad". Aunque, ¡ojo!, que ahí viene el peligro, cuando Necesidad se acompaña de Ansia la hija suele llamarse Desesperación. Por eso, a Necesidad le busco como pareja a Paciencia, y cuando descubro a Ansia merodeando le echo los perros. Pero no es miedosa Ansia, no, y a veces se cuela, y sólo con la intercesión de Paciencia, Ansia se va y nos visita Calma y su prima Tranquilidad (que siempre trae buenos alimentos... para mí y para toda esta gente).

Cuando quedo con gente en lugares abarrotados, porque (con)sigo (seguir) sin grillo, no pierdo el tiempo en buscarles entre la multitud, entre millones de cabecitas. Mi maniobra consiste en subirme a un sitio elevado y esperar a que me encuentren.

Es como aquel que le rezaba a Dios todos los días para que le tocara la quiniela y nada, y rezaba y rezaba, y nada, hasta que un día se abre el cielo, una luz cae sobre el hombre y una voz profunda le dice:
_"Hijo mío, yo hago lo que puedo, pero juega hijo, juega"

Quizá esa sea la estrategia, estar preparado, seguir apostando, sin Ansia, y esperar a que la lotería toque en este mundo tan dependiente de probabilidades, azares y similares. Así que, a seguir jugando, y si a la quiniela no sale, porque a uno no se le dé bien el fútbol, pues a la lotería. El caso es no salirse de la pista hasta que el señor de negro (el de la guadaña) toque el silbato.

Por eso no me desespero y, en lugar de buscar con Ansia, cuelgo el cartel de Se Busca, y ya me encontrarán. Claro, que no se busca cualquier cosa, y todo sea, como ya ha pasado, que cuando uno encuentra resulta que está en Babia (provincia de León), no se entera, y pasa el tren de largo.

Así que, esta vez, como canta Alan Jackson: "When love comes around... I'll be ready".