BORREGOS/AS

En mi rápido repaso matutino a titulares de prensa me encuentro esta noticia.
Tras un poquito de investigación (lo que tardo en teclearlo en Google) averiguo quién es el Duque.
Y entonces me pregunto: ¿Por qué somos tan borregos? (en general).
Vale, también se me ha pasado la cabeza un pensamiento resentido sobre los juicios de valor que muchas mujeres emiten sobre los hombres que las piropean (con más o menos gusto) por la calle o que gustan de comentar de ellas (también con más o menos gusto, en voz baja o a voz en grito), a saber: obsesos, salidos, babosos, machistas,..., y que (nos) acusan de tratarlas como objetos. Sin ir más lejos, una estudiante mía actualmente en trabajos de campo en el país caribeño, muy feminista ella, se quejaba con indignación de los silbidos y llamadas a modo de besitos (chuick, chuik) que le hacían los obreros de la construcción. Es cierto que los hombres de allí son especialmente pesaditos con las mujeres... Pero señoras, a los hechos me remito, hombres y mujeres somos diferentes,... pero no tanto. Suelo decir que la única diferencia es que las mujeres son más discretas (quizá mejor decir que reprimen más sus pasiones). Pero todos caemos en lo mismo, todos miramos, todos opinamos, todos deseamos, y el que esté libre de ¿pecado?...

Luego podemos hablar de las masas, aquellas en las que nos escudamos para poder liberar nuestras pasiones. Pocos y pocas serían capaces de hacer lo que hizo este señor, pero en masa muchos son capaces de apoyar enfervorecidamente las manifestaciones más justas, así como de cometer las barbaridades más atroces. Por eso entiendo que muchas mujeres aprovechen la presencia de un ¿mito? (mitificado en pro del marketing y ventas diría) para, escudadas en las masas, liberar sus pasiones... y de paso, como hacemos los hombres más amenudo, caer en el ridículo.

También podemos hablar de mito-manías, deporte que no practico, porque por mucho actor/actriz famoso/a que sea sea, a la hora de pasar por el loo todos lo hacemos en la misma posición. Si me encontrara alguna vez con, pongamos por ejemplo, esta mujer, lejos de pedirle un autógrafo, le diría: "¿Bailas?".