El otro día escribía sobre la forma de tomarse la vida, sin prisa pero sin pausa, pero sobre todo sin agobios.
Hoy quiero ahondar un poco más en el tema.
El tiempo y las prisas siempre son nuestra perdición. Cuántas veces hemos utilizado la frase "es que no tengo tiempo" (servidor el primero) como excusa para no hacer algo, no atender a alguien o no acudir a algún sitio. Y la mayoría de veces nos arrepentimos, especialmente cuando vemos que haciendo eso, atendiendo a esa persona, o visitando esos sitios, nos habríamos sentido bien, contentos, habríamos disfrutado de minutos, segundos, horas agradables.
Y luego está la paciencia, esa que brilla por su ausencia. Ya se lo decía el maestro Hora a Momo.
Vísteme despacio, que tengo prisa, no me cansaré de decirlo.
Tengo una compañera que se mueve rápido, tan rápido que hace ruído al andar, las tablas del suelo crujen, tan rápido que los vasos se rompen en sus manos, tan rápido que las cosas caen al suelo, y no hay(?) tiempo para recogerlas... tan rápido que la vida se convierte en una sucesión de hechos, momentos y problemas. Yo era así, me movía tan rápido que al final me rompí, pensaba tan rápido que al final, como no podía ser de otro modo, me rompí. Hablaba tan rápido que al final rompí a otros. Sólo cuando uno se mueve despacio, piensa despacio, habla despacio, avanza. En relación a este tema, el libro Momo es mi biblia, porque en ningún sitio he encontrado unas ideas que expresen mejor lo que quiero decir, que vivimos muy deprisa, demasiado, y rompemos cosas, rompemos el mundo, por atolondramiento, casi más que por egoísmo, porque no somos egoístas (no somos tan listos, aunque algunos se lo crean), somos tontos, por vivir deprisa, por pretender avanzar.
Propongo un ejercicio:
Por la mañana, antes de salir de casa, pon música de fondo, animada pero no tanto, alegre, desayuna, friega los platos, date un baño, arregla el dormitorio, vístete despacio, siéntate para ponerte los calcetines y los zapatos (nunca lo hagas al modo saltarín de pata coja), mira la camisa que eliges, si te gusta, si te vas a sentir cómodo/a dentro de ella todo el día... Una vez hecho todo esto mira cuánto has tardado en salir de casa. Si la diferencia es de unos 30 minutos respecto a días en los que te tomas el café y te vistes a trompicones para salir corriendo no te preocupes, esos 30 minutos "ganados"(?) los ocuparás por la noche, al volver a casa del trabajo, limpiando, ordenando el dormitorio, fregando el desayuno y la cena del día anterior. Normalmente, y puesto que llegas cansado/a del trabajo, esas maniobras te costarán unos 45 minutos... y los hombres grises te habrán robado 15 minutos de tu vida...
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8 comentarios:
Pues oye, tienes toda la razón. Yo, después de ducharme y vestirme, antes de desayunar, bajo al perro a dar una pequeña vuelta. Luego desayuno viendo alguna tertulia de la tele tranquilamente. Claro que tampoco tengo un horario tan estricto como otros.
Eso sí, un día me romperé la crisma saltando sobre un pie.
Que bonito es saber vivir así de despacio, Jesús. Disfrutar intensamente de cada instante de vida, de cada aliento, de cada paso. Sentirse auténticamente vivo... Y yo pregunto, ¿se puede vivir así de despacio sin antes, aprender a amar profundamente?
Un abrazo
PD: Mi siguiente post, lleva por título "Jesús y Casiopea", espero que no te importe, y si te importa que me lo digas...
Peritoni, ducharte, vestirte y bajar al perro sin desayunar??? yo sin desayuno no doy mas que para poner la cafetera... jaja
Bueno Jesusin yo no es por nada, pero hay quien escribe poco a sus amigos porque tiene poco tiempo ejeeeeeem yo tambien te ire contando cosas por emilio... besicos
Peri: Si uno no llega hay una solución, poner el despertador media hora antes, y si uno se queja porque es de la tribu de los indios dormilones, pues a la cama media hora antes (en lugar de quedarse a ver basura en TV). Digo.
Yolanda: Qué me va a importar, encantado. Y respecto a vivir despacio...incluye AMAR despacio también. Los amores con prisas acaban pronto.
Esthercita: Si es que no hay nada emocionante que contar. En cuanto haya novedades te cuento (la prime, ya tu sabes). Besicos.
... Yo los amores con prisas, no los considero amor, (se me ocurren muchas otras palabras para nombrarlos). Pero yo no me refería a eso, yo me refería a a si es posible que una persona que no tiene experencia de amar sin condiciones, puede vivir así de despacio..., ¿cúal es la razón por la que uno necesita vivir despacio?.. Lo pregunto porque todas las personas que conozco y que viven así de despacio tienen una impresionante capacidad de amar...
...Por cierto, precioso Bioko!!!! ¿Algún día crearás palabras en tu espalda, dura y jorobada cual caparazón de tortuga, sobre la vida que viviste y que dejaste en ese pequeño rinconcito de África?
Un abrazo inmenso
La pregunta es: ¿cuál es la razón por la que uno necesita vivir deprisa?, no?.
Cuando vivir despacio tendría que ser lo natural, lo sano, lo romántico.
Besos
Somos un sabio equilibrio… Cierto es que en el corazón humano existe la necesidad profunda de vivir lenta, muy lentamente, saboreando intensamente… y al mismo tiempo existe el ansia de descubrir, de conocer, la tentación de acelerar el ritmo para dar respuesta a ese ansia…
Yo tengo una razón para vivir lentamente,... pero también puedo encontrar una para vivir deprisa… Viviría deprisa si la vida, o el bien de otra(s) persona(s) dependiera(n) de ello…
¿Cuál es la razón por la que vivir despacio, o la razón por la que vivir deprisa?
Un beso chico
hace mucho "tiempo" me enseñaron a cambiar la frase "no tengo tiempo para..." por la siguiente: "no tengo vida para...".
y ahí descubrimos que sí tenemos vida para todo, organizándonos y yendo más despacio ganamos "vida" al final del día.
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