jueves, septiembre 26, 2013

TRILOGÍA DEL REY Y EL MAGO (3ª parte)

A los pies de la torre en ruinas, aun humeante, el rey y el mago contemplaban la devastación, el primero con el rostro tiznado de hollín... y sangre, el segundo con su sombrero cónico hecho un guiñapo y mal colocado sobre uno de los laterales de su huesudo cráneo.
Ambos contemplaban el castillo en ruinas, los campos quemados, los cadáveres, los heridos lamentándose, las bestias muertas con las patas apuntando al cielo,...
_Malditos bárbaros!_ dijo el mago_. Lo arrasaron todo, no dejaron piedra sobre piedra.
_Pero sobrevivimos, y los ahuyentamos, los sacamos del reino.
_Sí, pero a qué coste mi rey, mirad la desolación que nos rodea, ni mi magia más poderosa podrá arreglar la décima parte de lo destruido.
_Mi buen mago, mírate las manos, las puedes ver, ¿no?, ergo vivo estás, así que remángate esas exageradas mangas de tu hábito, pues hay mucho que hacer.
_En verdad sois poderoso, mi señor; apenas veo a los bárbaros alejarse por el horizonte y ya estáis pensando en la reconstrucción.
_Poderoso, ¡je!... más bien práctico, la noche se acerca, el viento arrecia, mejor tener un techo bajo el que cobijarse y comida que llevarse a la boca; y nada de eso va a caer del cielo, ni salir de tu varita mágica.


lunes, septiembre 23, 2013

SOBRE DRAGONES, PRINCESAS... Y CARACOLES

_¿Y quién dijo que la vida no es cuento?.
_Ya os advertí, mi rey, de que ufanarse trae consigo grandes caídas.
_¿Y quién se ufanó!?, ¿por decir que me sentía poderoso, mi querido mago?. No, ya te dije que una de las cosas que me hacían sentir poderoso era lo que quedaba por aprender de las derrotas; y otra, la más importante, aquella que descubrí en aquel viaje dentro de otro viaje, el amor A mis súbditos.
_Pero hoy os veo alicaído, mi señor.
_Qué guerrero no se siente alicaído después de una batalla, haya terminado ésta en victoria o en derrota. Pero deja que te repita, mi buen mago, ¿Y quién dijo que la vida no es cuento?. El problema es que los cuentos solo nos gustan si el príncipe acaba besando a la princesa...; curioso que nunca, en los cuentos, sea la princesa la que besa al príncipe... Pero bueno, centrémonos en lo que decía, que sabes mi buen mago que tiendo a divagar. En la vida-cuento, o en el cuento de la vida, hay días en los que te toca besar a la princesa, o que ella te bese, y días en los que te toca matar dragones. Hoy tuve que matar un dragón; por eso mi decaimiento, mi querido mago, pero sigo sintiéndome poderoso.
_Ya veo, pero mi señor, matar a un dragón es algo glorioso, una hazaña. ¿Por qué ese decaimiento?.
_Mi buen mago, ¿has visto alguna vez un dragón? su belleza su poder, su majestuosidad, su valor... ¿o es que solo te has fijado en sus dientes y sus garras?. Matar un dragón nunca será una hazaña. Hay días en los que uno preferiría besar a un dragón y matar princesas. ¿Y quién dijo que la vida no es cuento?, ahora dejadme descansar, mi buen mago.
_Sí mi señor... Un momento, si me permitís; al comienzo de la velada me dijisteis que me hablariais de dragones, princesas y caracoles. No dijisteis nada de estos últimos.
_¡Ah!, sí, los caracoles. Regresando del salón del trono, de despachar con mis súbditos, crucé los jardines de palacio, ya anochecido. Sin darme cuenta, al poner el pie sobre una losa del camino pisé algo crujiente.
_Un caracol.
_En efecto mi buen mago. Al mirar la losa, y también la suela de mi bota manchada, me di cuenta de que era un caracol, o lo que quedaba de él, despachurrado, repartido entre mi bota y la losa del jardín.
_No veo la relación con los dragones si me permitís, mi señor, ni con las princesas.
_Bueno, mi querido mago, tampoco es que la quiera buscar, pero deja que termine. En la misma losa, junto a los restos del caracol, había otro, éste intacto, con todo su cuerpo y sus cuernos desplegados fuera de su concha. Sentí pena por el caracol muerto, y compasión por el vivo, así que agarré a este último y lo arrojé a unos matorrales. Imagino al pobre caracol agitado con tanto golpe, quizá molesto por ver alterado su ritmo de marcha y su dirección, quizá sin percatarse de que lo había alejado del peligro de correr el mismo destino que su compañero. Luego me pregunté qué hacían dos caracoles en la misma losa, y pensé en lo ridículo del azar, o del destino si prefieres, y en lo fácil que es que dos seres en las mismas condiciones y circunstancias similares sufran destinos tan dispares. Es como matar un dragón o que te bese una princesa, o que te chafe un rey por el camino, pocas veces tienes elección, simplemente pasa; pero para todo esto hay que estar prearado, dispuesto para afrontarlo, saber que si mataste al dragón, o a la princesa, o te libraste de ser chafado por un rey por los pelos, fue para poder seguir adelante. Y ahora mi buen mago, déjame descansar... que me siento algo alicaído.
_En verdad sois poderoso, mi rey.
_No hagas que me ufane mago, no hagas que me ufane.


(Basado en hechos reales..., al menos la parte de los caracoles...)

viernes, septiembre 20, 2013

PODEROSO

Me siento poderoso_ dijo el rey a su mago.
Tened cuidado mi señor, la presunción y la arrogancia no son buenas consejera, sino anticipo de grandes caídas_ replicó el mago.
Estás intentando que no me sienta poderoso?_ replicó el rey_ me siento poderoso.
Y por qué os sentís poderoso, mi señor? por los países gobernados? por las battallas ganadas? por lo aprendido de las derrotas? por sus muchas conquistas en los campos de batalla y también por las conseguidas en las alcobas?_ dijo el mago.
No mi buen mago_ respondió el rey.
Por el amor de sus súbditos? por la prosperidad de sus reinos?_ atacó de nuevo el mago.
No mi buen mago_ respondió el rey.
Pues ya no viene a mi mente razón alguna para lo que decís, mi señor_ dijo el mago.
Pues menuda birria de mago_ dijo el rey, y con gesto cariñoso pasó su brazo por el hombro del enclenque mago y dijo:_ Me siento poderoso por los países por gobernar, por las batallas que ganar, por las lecciones que aprender de las derrotas que vengan, por las conquistas futuras, en los campos y en las alcobas, por todo ello, pero sobre todo_ y aquí el rey hizo un inciso_, no por el amor de mis súbditos, sino por el amor A mis súbditos_ contestó el rey enfatizando la A y sonriendo.
..._ (nada) dijo el mago.



miércoles, septiembre 11, 2013

POCO, MUCHO, NADA... TODO

La queja,
porque hay mucho
porque hay poco
porque nos toca mucho, poco,
porque no nos toca,
la queja

La queja porque miras con los ojos,
con los ajenos y los propios.
La queja porque no ves, solo deseas.

Tienes, pero no ves,
porque tus ojos se disparan hacia afuera,
en vez de volar hacia adentro.

Porque más importante es conseguir que tener,
dicen.
Porque nunca es ni será suficiente,
dicen.
Porque todo es poco y mucho es nada,
dicen.

Y un día miras hacia adentro
y descubres que poco es mucho,
que todo de poco es suficiente
y que mucho de mucho es superfluo,
que todo es nada 
y que nada sigue siendo nada.

Y descubres lo que para tí es todo,
y lo que quieres,
lo que quieres

JT 2013

domingo, septiembre 08, 2013

RESENTIMIENTO

Gira la flecha... me dijeron. Vale... dije, pero es que será una flecha más que apunte en mi dirección, porque los indios me están acribillando. Oops!... dijo el Gurú... OK, deja tu flecha por un tiempo, deja el látigo, quizá sea tiempo de esquivar esas otras flechas, de hacer que no te hieran. Ya tratarás con la tuya más adelante... Eso mismo, le dije.

Resentimiento, propio, ajeno, pataletas, miedos, inseguridades, todo es la misma sopa, y si además está caliente, hierve, el daño, a uno, a los otros, puede ser grave.
Cuando el resentimiento es propio no queda más que mascar, duro, hasta deshacerlo (consejo culinario: echarle un poquito de agua fresquita o zumo de naranja para reblandecerlo y que tenga mejor sabor, áltamente recomendable). Cuando el resentimiento es de otros y te afecta, no lo hagas propio, repito, es de otros, así que si no se giran sus flechas gíraselas tú, y que las mastiquen ellos, que bastante tenemos con las propias.

Y con el resentimiento propio, duro, amargo, difícil de tragar, pues no viene mal pedir un poquito de azúcar, o de miel, para ayudar a que pase, y que la paz y la alegría regresen...

EL MIELEEEERO, MIEL FRESCA TENGO!!!!
(Para las víctimas del resentimiento, propio o ajeno, un poquito de miel y mucho amor desde este puerto)

jueves, septiembre 05, 2013

QUE VIENE EL COCO!!!!

Nadie dijo que esto fuera a ser fácil.

Los miedos siempre están ahí, acechando, a la mínima, en cuanto dejas un resquicio, en cuanto te despistas, te dejas, te abandonas, te desconectas... ellos llegan y se instalan, cual gremlins mal educados y de hábitos alimenticios nocturnos; se cuelan por los conductos de aireación, muerden los cables, desbaratan, minan, poco a poco.

Que viene el coco!, nos decían de niños para asustarnos...
Pues bien, que venga, a ver qué quiere. Los cocos, los bichos, los monstruos, los gremlins maleducados solo hacen daño si no los ves, si no los sientes. En cuanto les arrojas un poco de luz se derriten cual mantequilla en el microhondas, o cual helado caído en el asfalto en pleno mes de agosto. Se esconden bien los sinvergüenzas, pero con un poco de meditación y calma salen a la luz... y se funden.

Pero hay que estar en guardia, porque vuelven a aparecer, una y otra vez. Como aprendí y comprendí este verano casi ya pasado: no cierres la casa a cal y canto para que no entren en ella los monstruos, mantenla abierta y bien iluminada para verlos llegar, para ver dónde se ubican y para fundirlos... o abrazarlos... en cuanto los detectes.

martes, septiembre 03, 2013

CONEXIONES Y DESCONEXIONES

Verano de conexiones y desconexiones.

Qué fácil es conectar, y qué difícil lo hacemos...
Qué fácil desconectar, y qué fácil lo hacemos...

Y no hablo de poner puntos y finales, como leí hace poco: Uno de los mayores errores ortográficos actuales es no saber poner los puntos finales. Hablo de desconectar, de uno, de los otros, de las almas, del amor. Nos anclamos en el drama, parece que nos guste. Nos empeñamos en concentrarnos en el lado negativo de las cosas, por los puñeteros miedos, nuestros miedos.

Cuando lo más fácil es (debería ser) dejarse llevar, fluir, aceptar, sentir. Pero no, mira que nos gusta el drama!.

Toda aventura acaba bien si al final de ella uno sale vivo, porque si uno sale vivo sale fortalecido; y si sale herido empieza otra aventura, la de sanarse, y prepararse para la siguiente aventura, para la siguiente batalla... o para el siguiente baile...

Qué fácil es desconectarse de uno mismo y abandonarse a la desgracia, a la (como decimos) "mala suerte", a la desesperación, a la desesperanza. Pero los fracasos y las decepciones pueden ser la puerta a la esperanza si uno tiene puestos los ojos en el porvenir de ahora, en aquello que me va a pasar en los próximos 5 minutos, 5 horas, 5 días.

Los fracasos y las decepciones, los miedos, las defensas para no sentir esos miedos...

La vieja que fumaba en pipa (ver entrada anterior) solía contar el cuento de los guerreros:

En un valle había dos poblados de guerreros que defendían sus plazas con arrojo y valor. Los de uno de los pueblos usaban armaduras metálicas, poderosas, pesadas. Los golpes de los enemigos apenas hacían mella en ellas. Solían ganar todas sus batallas. Sin embargo, en todas ellas perdían a alguno de sus guerreros, pues aquellas armaduras metálicas, poderosas, pesadas, tenían un punto débil, un hueco en la axila para permitir la mobilidad del brazo. Y por muy poderosa, y pesada, que fuera aquella armadura metálica, siempre algún cuchillo o lanza enemigos encontraban el hueco. Y el guerrero, confiado a su armadura poderosa, y pesada, perdía la vida por una única herida letal. Y así, poco a poco, el pueblo en cuestión fue perdiendo guerreros, hasta que por causa de su reducido número empezaron a perder batallas, y finalmente la plaza.
Los guerreros del otro pueblo también portaban armaduras, pero en este caso de cuero, menos poderosas, pero ligeras. Las armaduras de cuero, ligeras, paraban algunos golpes, pero muchos otros golpes terminaban en las carnes de los guerreros durante las batallas, y las heridas sufridas eran numerosas, aunque rara vez letales. El guerrero herido sabía cuándo retirarse del combate para recuperarse de sus heridas y, así, estar listo para la próxima batalla. Este segundo poblado se mantuvo próspero durante mucho tiempo bajo la defensa de sus guerreros, con armaduras de cuero ligeras, que orgullosos mostraban sus heridas de guerra.

Que nadie te desconecte de tí mismo, guerrero, observa tus heridas, observa el combate, la batalla, el baile, danza con tu espada, y retírate cuando la lucha se vuelva en tu contra. Otros bailes vendrán, otras batallas.

Que nadie te desconecte de tí mismo, que nadie te quite la sonrisa.

Mi agosto fue un mes de conexiones y desconexiones, nuevas conexiones, refuerzo de conexiones antiguas, nuevas desconexiones, incluso conexiones que desconectaron y volvieron a conectar.

De todas las conexiones, la más importante con uno mismo.
Las desconexiones más importantes... ya no importan.


(Comentario con dedicatoria: Si la desconexión cuesta y el enchufe se engancha: Otobús!!)